martes, 25 de octubre de 2016

DIARIO DE UN DÍA EN PARÍS

Diario:

Hoy fue un día ajetreado, me levanté de prisa y tomé un café hecho por mi madre antes de salir de casa; tomé mis herramientas y abrí la puerta del pequeño apartamento, no sin antes despedirme de mi padre que estaba en cama por una enfermedad de esas que se habían expandido en gran parte de la población últimamente. Baje las escaleras del edificio, llegué a la planta baja y salí corriendo.

Como cada día de mi rutinaria vida debía cruzar la calle; doblar a la izquierda y en la siguiente a la derecha para alcanzar la gran avenida, una calle lo bastante amplia para alojar cientos de árboles.
A pie, tardé unos quince minutos corriendo en línea recta hasta donde se encuentra la estación del ferrocarril, que por cierto, abrieron apenas un par de semanas atrás. De ahí me transporté al final de la vía actual; ahí es donde trabajo como obrero dedicado a unir piezas de acero que sirven en la infraestructura de mi ciudad. Mi trabajo no abarca demasiado, aunque si que es pesado.

Debido a las prisas matutinas, no llevé comida para el almuerzo, así que uno de mis compañeros compartió conmigo. Seguimos trabajando hasta las 8:00 pm y después volví a casa por la misma ruta, esta vez con más calma y con ayuda de la lluvia escasa me percaté de los techos inclinados que ayudaban a que la lluvia corriera sin estancarse para bajar al drenaje y de ahí a los nuevos desagües que desembocaban al río.

Llegué a casa y estaban mis padres esperándome con un plato de sopa caliente; ahora me dispongo a dormir.

Hasta pronto...

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